27-01-20
En 1985, participando en la Copa de Europa de Ski en Sarajevo, un inoportuno accidente acabó con el cruel diagnóstico: rotura de las vértebras dorsales. Aún con su discapacidad y acompañado por una silla de ruedas, este español llamado Albert Llovera ha demostrado un afán de superación permanente y en el Dakar ha encontrado ese lugar que le permite batir todo tipo de obstáculo.
La edición 2020 ha sido su sexto Dakar. Podrá decir que será uno de los pocos privilegiados en haber estado en los tres capítulos en los que se divide la historia de la carrera más apasionante como extrema del planeta. Debutó en África en 2007 con un auto del Team Suzuki. Incursionó por Sudamérica en cuatro ocasiones, las últimas dos al comando de un Tatra Jamal T163 del Team Bonver Dakar Proyect. El nuevo reto 2020: el inexplorado desierto de Arabia Saudita y a bordo de uno de los camiones más competitivos de la última década. Albert Llovera fue incorporado al Team De Rooy para conducir uno de los Iveco Powerstar que oficialmente representan a la marca. La misión no sólo ha sido volver a demostrar su capacidad de superación, su rol será fundamental pues tendrá la gran responsabilidad de llevar las piezas de recambio de todo el equipo en su vehículo.
Llovera ha aprendido a convivir con la falta de movilidad en sus extremidades y demostrado con creces su espíritu luchador. Es el único piloto del mundo con una discapacidad física que, conduciendo únicamente con las manos, ha hecho podio en alguna de las disciplinas en las que ha participado. Incluso ha ayudado al progreso y desarrollo de las nuevas tecnologías de adaptación para personas con movilidad reducida aplicables al automovilismo.
Aun así, estuvo obligado a ausentarse de las dos últimas ediciones del Dakar al tener que ser intervenido quirúrgicamente del dedo pulgar de mano izquierda (el que utiliza para acelerar) y posteriormente del dedo medio de la derecha (con el que acciona el embrague).
“Es mi pasión y un desafío personal”, dice el andorrano que tuvo su primer contacto real en Marruecos. Con la adaptación realizada en Italia, y posteriormente pruebas de aceleración y frenado en Holanda sumó sus primeros kilómetros buscando la mejor puesta a punto posible. Entre las modificaciones especiales del Iveco Powerstar Evo3 se destaca la caja automática, ya que la manual le provocaba a Llovera un desgaste físico muy importante. También el acelerador es electrónico, un sistema que el piloto ha probado en su auto de Rally Cross. El mismo funciona con un potenciómetro en el volante que le da la señal al pedal.
“Volver con el Iveco Petronas Team de Rooy ha sido una gran oportunidad que no desaproveché. Estar en un equipo que lucha para ganar la carrera más dura del mundo y que hayan contado conmigo ha sido una enorme satisfacción”.