Después de dirigir por 21 años los destinos de Fiat, Vittorio Valletta fue sucedido en 1966 por Giovanni Agnelli II, nieto del fundador de la marca. Bajo el liderazgo Agnelli, las ventas anuales de la compañía estuvieron cerca de los 2 mil millones de dólares lo que le permitió a la marca italiana -y por un corto tiempo- superar a Volkswagen como el cuarto mayor fabricante del mundo. En ese momento, un acuerdo de cooperación con Citroën hizo que Fiat fuese las sexta mayor empresa no estadounidense del mundo, con 30 plantas industriales y 150.000 trabajadores. Agnelli II, también buscó una mayor diversificación de productos para disminuir su dependencia a los automóviles y camiones, que representaban el 86 por ciento de sus ingresos. Al mismo tiempo, se dedicó a mejorar el rendimiento de ventas en los países subdesarrollados, y en 1969 hizo dos adquisiciones notables: tomó el control total de Lancia y anunció una fusión con Ferrari. En paralelo, el hermano más joven de Giovanni, Umberto Agnelli, había -entre 1965 y 1970- desarrollado con éxito las plantas de Polonia y Argentina.
Justamente, a mediados de los años ‘60, el mercado argentino de camiones requería de unidades de mayor relación peso-potencia de los existentes por lo que el Gobierno Nacional de ese entonces, llamó a licitación internacional para la producción de vehículos pesados en el país. Si bien presentaron nueve empresas, sólo dos fueron autorizadas por el decreto 7921/67 a producir camiones y ómnibus de larga distancia: Fiat y Deutz.
En 1968, Fiat Concord trajo de Italia un proyecto para fabricar camiones pesados, proyecto que finalmente se puso en marcha al año siguiente con la producción de los modelos 619N y 619T, a un ritmo inicial de 2 a 3 vehículos diarios.
Así fue como Fiat constituyó la División Camiones de Fiat Concord, (antecedente histórico de la actual Iveco Argentina S.A.) la cual producía, en esos comienzos, en la planta de Ferreyra, alrededor de 800 unidades anuales.
En 1971, al incorporar la cabina “H” con el motor 8210 parcialmente nacionalizado y el eje anterior como la transmisión de proveedores locales, se decidió adoptar nuevas denominaciones para los modelos, pasándose a llamar: las versiones 4 x 2, 619N1 y 619T1 y las versiones 6 x 4, 697N y 697T.
La evolución de estos modelos siguió fielmente la producción italiana, lográndose además una integración nacional del 87 %, que excedía ampliamente el marco exigido por el Régimen Automotriz.
En todas las versiones la cabina venía equipada con calefacción con ventilación forzada, desempañador, ventanillas deflectoras, ventiletes giratorios, lavador de parabrisas, cuenta revoluciones y velocímetro regulable.
Sobrevivió con dos cabinas distintas y hasta con un restyling para «modernizarlo» frente a camiones mucho más nuevos: constaba de plásticos color mate en guardabarros, bajo frente, luces delanteras con otro diseño y rejilla plástica negra.
“Era un camión fuerte, “bruto” por lo robusto y porque no se rompía. Tal vez pudiera resultar lento pero se destacaba por su fuerza ya que a bajas vueltas arrastraba con todo”, le cuenta a Planeta Camión, Amador Rodríguez, Motorista y Armador, en la actualidad, en la sección posventa del concesionario Aurelia Vial. Con 40 años atendiendo distintos motores de la marca, su experiencia le permite comentar otros detalles del 619N1: “Era la versión de chasis largo, un camión que buscaban principalmente transportistas inmigrantes de Italia. Ellos eran los que lo compraban para hacer viajes largos. Era un camión al que no había con qué darle. Era el que más se veía en las rutas”.
El 619N1 se destacaba por su bastidor con largueros en U de 8 mm de espesor unidos por travesaños y una carrocería metálica montada elásticamente sobre el chasis. El asiento del conductor desplazable y regulable en altura y tenía capacidad para dos literas.
El motor era un 6 cilindros en línea, Diésel, de cuatro tiempos y con 13.798 cm3 de cilindrada. La potencia llegaba a los 260 CV a 2200 rpm, siendo el par motor de 101 kgm a 900 vueltas.
Configurado como 4×2, este camión equipaba un embrague a fricción bidisco seco. La caja Eaton Fuller se destacaba por sus cuatro normales y cuatro multiplicadas con engranajes sincronizados y dos marchas atrás (1 norma y una multiplicada).
En cuanto a la suspensión, la delantera se caracterizaba por su eje rígido de sección doble T. Ballestas semielípticas longitudinales. Amortiguadores hidráulicos de doble efecto (1 por rueda). Mientras que la trasera, por su eje simple con ballestas semielípticas dobles y auxiliares.
En prestaciones, la velocidad máxima no superar los 74,5 Km/h. La capacidad tanque de combustible, los 180 litros
El modelo 619 N1 se diferenciaba de la versión tractora por poseer una distancia entre ejes de 3485 mm, un largo total de 5860 mm y por su radio de giro. En tanto, el peso máximo autorizado alcanzaba los 22.000 Kg.
Se estima que la producción de los 619 N1 4×2 y de sus sucesor con motor Turbo llegó a las 13.571 unidades.
Quisiera saber si alguien con Fiat 619 n1 tubo problemas con que el gasoil se pasará al aceite?