Scania R999

EL SUECO SVEMPA BERGENDAHL ES UN ARTISTA QUE, INSPIRADO EN LOS MODELOS DE LA MARCA DEL GRIFFIN, LIBERA SU IMAGINACION PARA CREAR LOS CAMIONES CUSTOMIZADOS MAS DESEADOS POR LOS TRANSPORTISTAS.

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Obra maestra

Mil caballos de potencia, aceleración de 0 a 100 km/h en tan sólo 5 segundos y una velocidad punta superior a 200 kilómetros por hora.
Esta descripción no corresponde a un auto de carreras ni a un deportivo de alta gama. Se trata de una de las tantas creaciones de un fanático escandinavo, amante de los camiones: Svempa Bergendahl.
Muchos transportistas europeos no miden esfuerzos ni Euros para que este restaurador haga que sus camiones se transformen en esa obra de arte con la que siempre soñaron.
De todos modos, si hay un trabajo maestro de este “artistista”, ese es el Scania R999, puesto que allí quedó sintetizada su increíble capacidad para “customizar o personalizar” uno de los, ya fuera de serie, modelos T de la marca sueca.

Fuera de la imponente imagen exterior, cualquiera que acceda a la cabina quedaría boquiabierto. Asientos de cuero, volante repleto de comandos, detalles decorativos en cada rincón del panel de instrumentos… Nuestro colega de la Revista Caminhoes, Rómulo Felippe, pudo vivir una experiencia reservada para muy pocos privilegiados: ponerse al comando de esta maravilla mecánica.
Así nos relata las sensaciones de ese momento: “Fue increíble. Una vez que ascendí a la enorme cabina, desde abajo, Svempa me gritó: “ponga en marcha el camión y acelere a fondo!”. Incrédulo pregunté: Qué cosa?”. Enciéndalo”, vociferó con brillo en sus ojos. No lo dudé, estaba sentado en un Scania tipo Cabriolet, como si se tratara de un vehículo convertible. Inmediatamente, giré la llave y aceleré. Estábamos en una especie de garage. De repente sonó un estruendo ronco e irrefutable que jamás había sentido. Al mismo tiempo, se me ponía la piel de gallina. El sonido del motor era ensordecedor. Las paredes temblaban y el corazón me latía cada vez más fuerte. “Aceleré más!”, me gritó el escandinavo. Y lo hice sin titubear. La fuerza del poderoso motor se percibía y extasiaba. En eso llegó la orden: “Ok. Apáguelo!”. Obedecí satisfecho después de haber experimentado ese movimiento de pisar el pedal cromado del acelerador. Creo que nada se compara con esto. Una vez que baje del “gigante” las piernas me temblaban un poco, es que seguía sin creer que había despertado por unos segundos a esa fiera con alma vikinga”.


Los secretos de Svempa

Podría decirse que Svempa Bergendahl es como un Leonardo Da Vinci de los camiones. A su oficina se la bautizaría como “el atelier del artista de la fábrica de los sueños”, ya que en los camiones se lucen figuras, caricaturas, todo lo que pueda imaginarse. Con siete décadas de vida, Svempa ha logrado establecer un estilo único.
“Por lo general voy a buscar a la fábrica (en Södertälje), el camión que han pedido especial y lo personalizo con la pintura, le enriquezco el interior de la cabina con detalles y la introducción de tecnología como TV, vídeo y DVD. También revisto los asientos y el volante, coloco ruedas especiales de aluminio que producimos en mi taller y después de algunos retoques más entregamos el camión a destino. Eso sí, mecánicamente no modificamos nada”, describe quien en realidad responde al nombre Sven Eric y usa el de Svempa, como artístico.


En los últimos diez años customizó más de 400 camiones en Europa, aunque comenzó con esta actividad en los años 80, cuando su primera transformación fue su propio camión: un Scania R141H 6×2. Ese fanatismo y pasión le permitieron ganar en Holanda, el premio de ‘Camión más bonito de Europa’. A partir de entonces, este sueco inscribió su nombre como el pionero en recuperar y personalizar vehículos comerciales. En 2006, incluso, recibió en Turín de manos del diseñador, Pinni Farina, la presea por una de sus obras coronada como el ‘camión más bonito del mundo’.
Su predilección por Scania y los V8 responde a que siempre quiere trabajar con el que considera “el camión más fuerte”.
Svempa trabaja con un reducido grupo de personas ya que según dice “al ser un perfeccionista quiero controlar todo. Cada detalles. Por eso no quiero mucha gente alrededor”.
La customización de un camión dura un promedio de 10 días. Y sin tener contabilizados cuántos camiones personalizó en su vida, ha logrado con humildad hacer de su hobbie un medio de vida más que profesional
“Son los transportistas autónomos, los propietarios de los camiones, los que más invierten en la customización”, dice recordando que un cliente gastó un millón de coronas suecas para tener su camión personalizado.
“No hay un límite para cuánto el cliente está dispuesto a gastar en su camión. Muchos llegan a mi taller y dejan volar la imaginación a nuestra cuenta”, comenta este veterano que espera llegar a la edad que vivió su madre: 102 años. “Así que tengo más de treinta por delante”, remarca.

La máquina

Entre los más de 400 camiones customizados, podría decirse que “La Monalisa” del Da Vinci sueco es el Scania R999, o ‘39’, como fue apodado en referencia al año de nacimiento de su creador.
Esta espectacular máquina era nada menos que un viejo T500 cuyo destino sería un desarmadero. Svempa, junto con su equipo, premeditó una obra inimaginable: cortó el techo, rebajó el parabrisas en 35 centímetros, cortó las puertas, y en la trompa, además de otras modificaciones, lo renombró como si se tratara de un modelo de la nueva Serie R.
Reconstruido a partir de cero con piezas usadas, el bruto cabriolet fue pintado a un costo cercano de 15 mil dólares. No satisfecho con la gama de colores, realizó cromados en las ventanas traseras, amortiguadores, el escape, las ruedas, y otros pormenores.
Tanto el panel como el volante están hechos en fibra de carbono, mientras que parte de la cabina, en vidrio, para que la caja de cambios pueda ser vista en acción.
Mucho cuero revistiendo los asientos como otros detalles exclusivos también componen la estética de este R999.
Debajo del capot se encuentra, tal vez la mejor parte: el motor V8 de 16 litros y 500 hp – que fue ajustado para entregar mil caballos de potencia. Este potente ‘corazón’, con dos turbos, tiene el árbol de levas y el sistema de inyección originales sustituidos. La transmisión pasó a ser una Alisson automática con una elevada relación de diferencial.
El show que Svempa más le gusta practicar es el de “quemar neumáticos” y sentir el chillido de las bandas de rondamiento en el asfalto.
Para lograr crear ésta maravilla invirtió unas 5 mil horas de trabajo. “Este camión fue todo un suceso, una vez que quedó construido. Hasta el presidente de Scania, Leif Östling, casi se cae de espaldas cuando estuvo frente a él”, confiesa con toda la felicidad del mundo.
Además de la firma de Svempa, el camión posee un agregado por parte del proyectista Jan Richter. Este creo una variante del Griffin de Scania pintando -con una riqueza de detalles- una voraz águila con una corona sobre la cabeza. Nada mal para una máquina que supera los 200 km/h.


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